¡Zas! Otro turista más
Sabéis esas situaciones que aparecen en las películas en las que un cliente entra en un supermercado, suena una sirena, y zas! “Eres el cliente un millón, has ganado comerte todo el supermercado” Pues ayer podrían haber dado el premio en mi tienda, el de un millón, el de dos, el de tres... ¿de donde sale tanta gente?. Que en esas pelis salen todos contentos lanzando globos de colores y serpentina al aire para celebrarlo, imaginaos en España, sería imposible esta situación, en primer lugar porque los dos que entraron antes y después estarían muriéndose de envidia, enfadados y con cara de idiotas. el 999.999 diría “¿lo ves María? Tanta prisa tanta prisa, podríamos haber sido nosotros, y me hubiera dado tiempo a tomar esas dos cervezas de más viendo el futbol” y el 1.000.001. “te lo dije Antonio, idiota por no reconocer que te pierdes en el parking, si hubieras preguntao y deja de mirarle las tetas a las cajeras que tienen 15 años!”. Además que aquí las cajeras no hubieran sabido lanzar la serpentina y te hubieran cobrado la bolsa de los regalos. Pues eso, todo el día currando, y allí no paraban de entrar millones de turistas, entonces lo pensé... esto tiene que tener truco. Salí de la tienda, embravecido, con la cabeza alta, giré la manzana y zas! Una fabrica de turistas, ¡de allí los sacaban!. Chinos, japoneses, italianos!. Salían de una cinta con cara de sorprendidos. Al final de la cadena de montaje les daban una cámara de fotos, una guía de Madrid y un insaciable apetito de consumir sangría y objetos de regalo. Lo de que todos me desdoblen las camisetas yo creo es un defecto de fabrica o que me quieren joder. Así que allí estaba yo dentro de la fabrica preguntando por el gerente para mostrar mis quejas cuando zas! Una sirena enorme comenzó a sonar al ritmo de “toritooooooo ay torito bravo”. La persona que acababa de entrar detrás mía era la persona un millón en entrar a la fabrica. Había ganado un japonés de bolsillo de regalo. Me quedé sin palabras, envidioso, enfadao y con cara de idiota. Me fui de allí sin decir nada. Entré en mi tienda, me puse a colocar camisetas y a hablar con mi compañera Irene, que en esto va y suelta como si nada, “pues yo viví un año en Israel” “¿el hombre?” le dije yo! “no idiota, el país” “aaaah ¿y eso?” Le respondí con mi voz mezcla de actor de tragedia griega y artista pop internacional. “porque soy judía”. Tiré todas las camisetas al suelo y diciendo a todos los extranjeros que se callasen sentencié“¿Judía!?... interesante”
Chema
13/10/08
0 comentarios:
Publicar un comentario